Desde el año fiscal 2010, la Universidad de Puerto Rico (UPR) viene atravesando por una crisis fiscal. La forma en que los directivos de nuestro principal centro docente han lidiado con esa situación ha sido mediante la reducción de gastos, sin haber realizado esfuerzos significativos dirigidos a procurar fondos adicionales para la institución.
A la misma vez que se han estado experimentando esos problemas fiscales, personas claves en la alta gerencia de la UPR han venido argumentando que la institución tiene que evolucionar siguiendo el modelo de las universidades de los Estados Unidos cuyas actividades académicas giran, principalmente, en torno a la investigación. Según alegan, ese cambio es necesario para mejorar la calidad académica del principal centro docente del país.
Los principales administradores de la UPR no parecen darse cuenta de que esas dos posturas son contradictorias pues, contrario a lo que han proyectado, el costo de operar la UPR es mucho menor de lo que cuesta operar el tipo de universidad que dicen querer emular.
A manera de ejemplo, los salarios en esas universidades son el doble y hasta el triple del salario que reciben los profesores de la UPR. No obstante esa mayor compensación, la carga académica de los profesores en esas universidades es de seis a nueve créditos por semestre mientras en la UPR el profesorado enseña, por lo menos, doce créditos por semestre. A esto habría que añadirle los recursos de apoyo a la investigación y de otro tipo que están disponibles en esas universidades, pero no en la UPR.
Lamentablemente, mientras han continuado diciendo que desean un modelo de universidad que no es cónsono con sus gestiones financieras, la National Science Foundation (NSF) congeló los fondos que le enviaba a la UPR. Aunque la investigación correspondiente por la NSF no ha concluido, es posible que se hayan utilizado algunos de esos fondos para sufragar gastos que se debieron haber atendido de otra forma y para los cuales se debieron haber procurado otras fuentes de recursos.
Para tratar de cambiar el rumbo de la institución, en días recientes se propuso alterar la composición de la Junta de Síndicos de la UPR para aumentar el número de profesores(as) en la misma. El presidente de la UPR se opuso a esa propuesta argumentando que ser miembro de la Junta de Síndicos le representa un conflicto de intereses al personal claustral. Presumiblemente, si hay un conflicto de intereses por ser parte del cuerpo directivo de la UPR, pues tener un puesto administrativo de alta jerarquía en la institución como, por ejemplo, de presidente o rector, también debería representar un conflicto de intereses para quien también ostente un puesto de profesor(a). Por lo tanto, debido al hecho de que tanto el presidente de la UPR como los rectores de todos los recintos también son profesores(as), usando su propia lógica, la pregunta obligada es: ¿cuándo entonces podemos esperar sus renuncias?
– – – # # # – – –
Nota: Este escrito fue publicado en www.vocero.com, 26 de abril de 2013.
Copyright (Derechos Reservados) © 2013, Carlos A. Colón De Armas