La Navidad

El acontecer diario de nuestras vidas tiende a caracterizarse por lo ocupados que estamos.  Madrugar, lidiar con tapones, la escuela de los niños, el trabajo y otras cosas por el estilo, constituyen el trajín nuestro de cada día.

La vida, sin embargo, no se trata de eso.  Por eso Sócrates nos advirtió:  “Cuídese de la esterilidad de una vida ocupada”.  Similarmente, Séneca argumentó que “el hombre ocupado tiene tiempo para todo, menos para vivir, siendo ésta la ciencia más difícil”.  Para él, lo importante no era la duración de la vida, sino el uso que le damos al tiempo, sosteniendo que “el tiempo que tenemos no es corto; pero perdiendo mucho de él, hacemos que lo sea”.  De hecho, Séneca argumentó que “la vida es suficientemente larga para ejecutar en ella cosas grandes, si la empleáramos bien”.

Nuestra estadía en este mundo es temporera.  Desde que nacemos, los seres humanos estamos destinados a morir.  Por lo tanto, si esta estancia terrenal sólo se tratara de la inmediatez cotidiana que vivimos los seres humanos, poco sería el valor de nuestras vidas.

Lamentablemente, muchas personas pasan por esta tierra viviendo de día a día sin encontrarle mayor significado a su existencia.  Esa realidad llevó a Henry David Thoreau a señalar que “la mayoría de los hombres viven vidas de callada desesperación”.

 Para los que tenemos fe, nuestra existencia cobra valor y significado porque la consideramos parte de un plan mucho más amplio.  Un Plan Divino, por así decirlo.  Dentro de esa concepción de vida, la temporada navideña alcanza su verdadero significado.

A través de los años, por diferentes medios, Dios nos ha comunicado de qué se trata la vida.  La prédica ha sido consistente.  El mensaje claramente enviado señala que esta vida no lo es todo.  Nuestro caminar por este mundo es un paso dentro de una concepción universal mucho más abarcadora.

Lamentablemente, no todos han escuchado el mensaje.  Al ver esto, Dios no se conformó y se personó a la tierra.  De esa forma, al venir a estar entre nosotros, pasando las mismas tribulaciones que experimentamos, y algunas hasta peores, nos vino a dar una demostración de que esto que vivimos aquí, por más duro que a veces nos parezca, es pasajero.  Nos vino a enseñar que esto por lo que atravesamos hoy tiene un propósito ulterior, porque hay algo más.  Al encarnar y pasar un tiempo como otro ser humano, Dios dio testimonio de que las vivencias de este mundo son temporeras y de que luego de nuestra estancia aquí la vida continúa, aunque se manifiesta de otra forma.

En la Navidad, siempre tratamos de enfocarnos en las fiestas, la algarabía, las parrandas, la comida y todo lo relacionado.  Eso está muy bien.  Después de todo, la Navidad es una época de alegría y de compartir en familia y con seres queridos.  Además, a la gran mayoría de las personas les gusta manifestar esos sentimientos de afecto mediante el intercambio de regalos.  No hay nada malo en eso.

Lo que sería triste es que pensemos que esas manifestaciones sean todo de lo que se trata esta temporada.  Peor aún, que consideremos que las fiestas y la algarabía de estos días es otra parte de nuestra rutina terrenal y no nos detengamos, ni siquiera un momento, a ponderar el amplio significado que tiene esta época.

Hace más de dos mil años, Dios nos regaló su presencia en esta tierra.  Lo hizo para que sepamos dos cosas muy importantes.  En primer lugar, que no estamos solos en esta existencia.  En segundo lugar, que el verdadero valor de nuestra vida no radica en nuestra ocupada cotidianidad sino que hay algo más después de esta vida terrenal y que ese algo es bueno.  Ése es el verdadero significado de la Navidad.

Al pensar en regalos en esta Navidad, no se olviden de que la venida de Dios al mundo es el regalo más grande que puede recibir ser humano alguno.  De eso se tratan estos días y eso es lo que verdaderamente celebramos en la Navidad.

Durante las próximas semanas ya habrá tiempo para comentar los asuntos que usualmente nos ocupan en este espacio.  Hoy, sin embargo, hacemos un alto para reflexionar sobre el hecho de que hay cosas mucho más importantes que el ajetreo diario en el que estamos acostumbrados a vivir.  Aprovechamos también para agradecerles a ustedes, amigos lectores, el honor que nos brindan de leer lo que aquí escribimos y para desearles unos días de paz y felicidad junto a sus seres queridos.  Además, les deseamos que el año venidero sea lo más próspero posible y que venga colmado de bendiciones.

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

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 Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 28 de diciembre de 2012, página 24.

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Las degradaciones de Moody’s

El pasado 13 de diciembre, Moody’s Investors Service le redujo la clasificación a un número significativo de bonos emitidos por el Gobierno de Puerto Rico y varias de sus instrumentalidades.  El valor total agregado de los bonos afectados por esa decisión asciende a $38,000 millones.  Veamos, en específico, las acciones tomadas por Moody’s y las razones para éstas.

Por encima de “chatarra”

  • Redujo, de Baa1 a Baa3 (el nivel de clasificación más bajo antes de caer en los niveles comúnmente considerados como “chatarra”), la clasificación de los Bonos de Obligación General del Gobierno de Puerto Rico, Bonos de Pensiones emitidos por el Sistema de Retiro (“Pension funding bonds”), ciertos bonos de la Autoridad para el Financiamiento de la Infraestructura, ciertos bonos de la Autoridad del Distrito del Centro de Convenciones, las notas “senior” emitidas por el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico, bonos de la Autoridad para el Financiamiento Municipal, ciertos bonos de la Autoridad de Carreteras y Transportación (“Transportation Revenue Bonds”) y ciertos bonos de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados que están garantizados por el Gobierno de Puerto Rico.

  • Redujo, de A3 a Baa2 (dos niveles de clasificación por encima de los niveles comúnmente considerados como “chatarra”), la clasificación de ciertos bonos emitidos por la Autoridad de Carreteras y Transportación (“Highway Revenue Bonds”).

Por debajo de “chatarra”

  •  Redujo, de Baa2 a Ba1 (el nivel de clasificación más alto dentro de los niveles comúnmente considerados como “chatarra”), la clasificación de los bonos de la Corporación para el Financiamiento Público, ciertos bonos de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y a ciertos bonos de la Autoridad de Carreteras y Transportación (“Subordinate Transportation Revenue Bonds”).  Varios días después, añadieron a esta lista los bonos de la Universidad de Puerto Rico

Además, a todas esas clasificaciones reducidas les asignó una perspectiva negativa.  Esto significa que es probable que las clasificaciones vuelvan a bajar en los próximos meses.

 Para esas degradaciones, Moody’s ofreció cinco razones principales.

1)     La economía de Puerto Rico continúa débil.  De acuerdo a Moody’s, la recesión que comenzó en el año 2006 todavía no ha terminado.  Aunque reconocen que algunos indicadores económicos han comenzado a mejorar, ellos entienden que la economía todavía está demasiado frágil para poder absorber los impactos inherentes a continuar con el control del gasto público y resolver el déficit actuarial de los sistemas de retiro de los empleados públicos.

2)     Los niveles de deuda pública están altos y continúan aumentando.  Moody’s sustenta esa conclusión comparando la deuda pública per cápita de Puerto Rico con los estados de Estados Unidos y con varios países independientes.

3)     Los ingresos del fisco aumentaron debido a un impuesto temporero.  Moody’s reconoce que los ingresos del Fondo General del Gobierno de Puerto Rico aumentaron por alrededor de $500 millones en el año fiscal 2012.  Esto se debió, principalmente, al impuesto que se le impuso a las empresas de afuera de Puerto Rico.  Ese impuesto, sin embargo, es temporero.  Por otro lado, en el año fiscal corriente, los ingresos del fisco han mermado, particularmente de fuentes que dependen de la situación de la economía de Puerto Rico.

4)     El déficit presupuestario no se ha eliminado totalmente.  Moody’s confirma el hecho de que el déficit presupuestario del Gobierno de Puerto Rico se ha reducido de $3,100 millones a $1,600 millones.  Aun así, entiende que este problema todavía no se ha resuelto de forma definitiva y que se siguen utilizando préstamos para cuadrar el presupuesto de gastos públicos.

 5)     No ha habido progreso en implantar las reformas necesarias para resolver el problema del déficit actuarial de los sistemas de retiro de los empleados públicos.  Aunque en el año 2011 se implantaron unas medidas que contribuyeron a reducir ese déficit actuarial, Moody’s entiende que las mismas fueron muy modestas y no hay certeza de cuándo se van a implantar el resto de las medidas necesarias para atender este problema adecuadamente.

Como se puede apreciar, Moody’s considera que la saliente administración tuvo logros importantes lidiando con la crisis fiscal del Gobierno de Puerto Rico, pero éstos no fueron suficientes.  Al presente, parte del problema que ha señalado Moody’s es la incertidumbre sobre cómo se van a atender los problemas que faltan por resolver.  Esa parte le toca ahora a la administración entrante.  Para eso, la administración de Alejandro García Padilla no puede esperar a tomar posesión para desarrollar las estrategias dirigidas a resolver los problemas restantes, sino que deben tenerlas listas ya.

Moody’s llevó a cabo esas degradaciones motu propio, sin haber ninguna nueva emisión de bonos que se estuviera trabajando en estos momentos.  Independientemente de eso, los problemas señalados por esa importante casa acreditadora son reales y se tienen que resolver de forma prioritaria.

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Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 21 de diciembre de 2012, página 29.

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La competitividad importante

La competitividad a la que se refieren la mayoría de las personas cuando hablan sobre el tema consiste de aumentar las probabilidades de que empresas de afuera establezcan operaciones en Puerto Rico, lo cual no es malo.  El problema es que mientras todo el esfuerzo se va en atraer esas inversiones, nos olvidamos de que el futuro desarrollo económico de la Isla, y el mejoramiento de nuestra calidad de vida, no dependen de esas empresas.

El futuro bienestar de Puerto Rico depende de que las empresas cuya base de operaciones está en la Isla puedan ser competitivas exportando bienes y servicios en mercados globales.  La competitividad de esas empresas, y más específicamente, de los productos y servicios que éstas ofrecen, es lo que debería preocuparnos.

 Una forma de contribuir a mejorar esa competitividad es identificando las áreas en las cuales instituciones o empresas localizadas en Puerto Rico pueden ser exitosas exportando bienes y servicios hacia mercados internacionales.  Veamos algunas de éstas.

  

Educación:  Puerto Rico tiene varias instituciones que ofrecen una alta calidad de educación universitaria (a nivel de bachillerato, maestría y doctorado) a un costo mucho más accesible que en otros lugares.  Esto podría contribuir al desarrollo de una importante industria de exportación de servicios educativos basada en atraer a estudiantes de todas partes del mundo, particularmente de la América latina y de los estados de Estados Unidos, a educarse en nuestra Isla.  Esa calidad universitaria también debe incluir labores de investigación dirigidas a desarrollar nuevas tecnologías, servicios y productos sobre los cuales basar el futuro progreso de la Isla.

 Agricultura:  En nuestra Isla existe un caudal de conocimientos sobre técnicas dirigidas a maximizar y optimizar la producción agrícola.  A eso deberíamos añadirle el desarrollo de operaciones dirigidas a procesar y añadirle valor a esos productos agrícolas, y un decidido esfuerzo para  mercadearlos mejor.  Si esto hacemos, en Puerto Rico hay un potencial económico adicional en nichos que ya se están explotando como, por ejemplo, plantas ornamentales, mangó y café gourmet, al igual que en otros que todavía no se han desarrollado a su máximo potencial.  Entre estos últimos nos parece propio resaltar dos productos en particular.  En primer lugar, la leche UHT, que no en todos los países se produce y cuya alargada vida contribuye a su exportación.  En segundo lugar, las iguanas verdes (“gallinas de palo”), que se han propagado en la Isla y se han convertido en un problema, gustan al paladar de personas en otros países.  Por lo tanto, si procesamos esa carne, y la exportamos, podemos resolver el problema de propagación de esos animales en la Isla y, a la misma vez, contribuir al desarrollo de una nueva industria de exportación en Puerto Rico.

 Servicios médicos:  La alta calidad de los servicios médicos que se ofrecen en Puerto Rico ofrece la oportunidad de establecer en la Isla instalaciones dedicadas a ofrecerle servicios médicos, con énfasis particular en procedimientos quirúrgicos especializados, a personas que puedan viajar a la Isla a obtener esos servicios.  Por otro lado, en Puerto Rico se está experimentando una marcada tendencia hacia el envejecimiento de la población.  Esa realidad, que en muchos aspectos puede representar un problema, puede convertirse en el agente catalítico que nos lleve a cultivar un peritaje en el desarrollo de procedimientos y centros de servicios para el cuido de esta población.  Esto no solamente serviría para atender a nuestras personas mayores, sino que también podría contribuir a crear en la Isla una industria dedicada a exportar ese peritaje y esos servicios.

 Servicios profesionales:  Al igual que en la medicina, en Puerto Rico existe un gran número de profesionales en áreas tales como la ingeniería, arquitectura, finanzas, contabilidad y otros similares que también son susceptibles a la exportación.  Aunque algunas de esas profesiones requieren licencias y están reguladas por diversos países, se podrían establecer alianzas estratégicas entre profesionales del patio y de otros lugares para hacer esto posible.

 Agua embotellada:  Puerto Rico tiene muchas fuentes de agua, y este producto es tan popular en el mundo, que el mismo podría servir de base para operaciones de exportaciones a base de una tecnología relativamente simple.

Nuestros competidores no están en países como Singapur, Irlanda y Corea del Sur.  En esos países están los competidores de las multinacionales que tienen operaciones en la Isla.  Los competidores de las firmas puertorriqueñas están en América Latina y Estados Unidos.  Si no acabamos de entender eso vamos a seguir desarrollando estrategias para lidiar con molinos de viento mientras los países vecinos nos siguen pasando por el lado.

Ya nos pasó con República Dominicana en el turismo.  No dejemos que nos siga pasando con todo lo demás.

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Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 14 de diciembre de 2012, página 30.

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“Un país no es una compañía”

En la edición de enero-febrero de 1996 de la prestigiosa revista de negocios Harvard Business Review, Paul Krugman, Premio Nóbel de Economía para el año 2008, publicó un artículo que lleva por título “A Country is not a Company” (“Un país no es una compañía”).  En ese escrito, el laureado economista argumenta que los principios y las destrezas que hacen posible que una persona exhiba un buen desempeño al mando de una empresa no son los mismos que se requieren para tener éxito manejando la economía de un país.

No obstante lo anterior, cuando en Puerto Rico se quieren discutir asuntos económicos, esbozar propuestas para enderezar la economía o cuando se buscan personas para manejar agencias de gobierno que inciden sobre aspectos económicos de la Isla, usualmente, los primeros en la lista son ejecutivos que han dirigido con éxito empresas privadas o que han tenido un reconocido desempeño como profesionales en el sector privado.  El ejemplo más reciente de esto son los nombramientos que anunció el gobernador electo, Alejandro García Padilla, a puestos en la próxima administración del Gobierno de Puerto Rico que pudieran ser claves para la economía de la Isla.  Veamos esas cuatro personas, los puestos a que fueron nombrados y un breve resumen de sus cualificaciones:

Alberto Bacó Bagué (Secretario del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio):  Al momento de su nombramiento, se desempeñaba como presidente y principal oficial ejecutivo de Marvel International y de Bohío International.  Además, tiene vasta experiencia como empresario, es abogado y CPA.  Durante la última administración de Rafael Hernández Colón, fue vicepresidente ejecutivo del Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico y presidente del Banco de Desarrollo Económico.

Antonio L. Medina Comas (Director Ejecutivo de la Compañía de Fomento Industrial):  Cuando se anunció su designación, ocupaba el puesto de principal ejecutivo de finanzas de la farmacéutica Merck en Brasil.  Es ingeniero y posee una maestría en finanzas de la prestigiosa facultad de negocios Wharton Business School de la Universidad de Pennsylvania.

Francisco Chévere (Director Ejecutivo de la Compañía de Comercio y Exportación):  Al ser nombrado, laboraba como abogado laboral en el bufete McConnell Valdés.  Cuenta con un bachillerato en economía y ciencia política de la Universidad Georgetown, y un grado Juris Doctor de la Universidad de Pennsylvania.

Ingrid Rivera Rocafort (Directora Ejecutiva de la Compañía de Turismo):  Cuando se le designó, fungía como Directora de Relaciones con Inversionistas en la firma Advent-Morro Equity Partners.  Tiene un bachillerato, con concentración en mercadeo, de la Facultad de Administración de Empresas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

Como se puede apreciar, en términos de educación y experiencia, estas personas parecen tener unas cualificaciones impecables.  Además, parecen ser profesionales que han sido muy exitosos en el sector privado.  Si en Puerto Rico hubiésemos implantado ya el modelo de desarrollo adecuado, y si las estructuras económicas y gubernamentales que existiesen fueran las idóneas, probablemente éstas parecerían ser las personas ideales para administrar ese modelo y esas estructuras.

El problema es que el modelo de desarrollo que impera en nuestra Isla necesita ser reemplazado y las estructuras económicas y gubernamentales de Puerto Rico necesitan ser repensadas y reestructuradas.  En otras palabras, en términos de desarrollo económico, en esta coyuntura que atraviesa Puerto Rico no se debería estar buscando a personas que administren mejor lo que tenemos, sino a quienes puedan transformarlo.

A manera de ejemplo, éste no debe ser el momento para estar buscando a las personas que otorguen los permisos en menos tiempo, sino a quienes puedan determinar qué permisos debemos eliminar y dejar de requerir.  No estamos para procurar a las personas que otorguen los mejores incentivos contributivos a alguna industria en particular, sino a quienes puedan reformar todo nuestro andamiaje impositivo que propenda al éxito de todas las industrias en nuestra economía.  No es momento de conseguir a las personas que ofrezcan los mejores subsidios de energía, sino a las que puedan reducir el costo de la energía en la Isla de una vez por todas.  Tampoco estamos para nombrar a personas que vengan a repetir las estrategias de otorgarle incentivos contributivos a las empresas de afuera, porque no conocen qué otra cosa hacer, cuando lo que necesitamos son personas que ayuden a levantarle la carga contributiva a las empresas del patio.

Para eso y más, se requieren unas destrezas muy particulares.  A base de su escrito antes citado, Paul Krugman argumentaría que ser exitoso en los negocios no necesariamente capacita a una persona para reestructurar la economía y para desarrollar los modelos y las estrategias que necesita Puerto Rico para salir del estancamiento que hemos vivido por demasiado tiempo.  Roguémosle a Dios que, esta vez, Paul Krugman esté equivocado.

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Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 7 de diciembre de 2012, página 22.

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La economía de Puerto Rico en el 2012

Hace unos días, durante el proceso de transición que se está llevando a cabo entre las administraciones salientes y entrantes del Gobierno de Puerto Rico, se suscitó una controversia relacionada con las proyecciones de crecimiento económico para la Isla.  La pugna surgió como consecuencia del anuncio que hizo el presidente de la Junta de Planificación de Puerto Rico, Rubén Flores Marzán, durante una de las vistas públicas celebradas como parte de esa transición, a los efectos de que el estimado de crecimiento real en el Producto Nacional Bruto (PNB) de Puerto Rico para el año fiscal 2013 había sido disminuido de 1.1% a 0.6%.

Luego de seis años consecutivos de reducciones en el PNB de Puerto Rico, el hecho de que esa controversia girara en torno a cuán positivo será su crecimiento en el próximo año parecería puntualizar que finalmente la economía de la Isla ya se encuentra en franca recuperación.  Para corroborar si eso es así, nos parece propio examinar el desempeño de la economía de Puerto Rico durante el año 2012.  Para esos propósitos, vamos a examinar varios indicadores económicos.

Índice de Actividad Económica

En enero del año 2012, el Índice de Actividad Económica del Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico ascendió a 128.8.  En agosto, que es el mes más reciente para el cual hay datos disponibles, ese mismo índice llegó a 127.2.  En esos dos meses, al igual que en el resto de los meses del año, el índice aumentó en comparación con los meses correspondientes del año pasado.  Para el año 2012, sin embargo, de enero a agosto hubo una reducción de 1.6 puntos.

Mercado laboral

De acuerdo al Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, a principios de año la tasa de desempleo estaba en 15.1%.  Esa tasa representó una reducción de un punto porcentual en comparación con la tasa de desempleo de enero del año anterior que fue de 16.1%.  Durante el año 2012, la tasa de desempleo se ha ido reduciendo paulatinamente hasta llegar a 13.6% en septiembre, que es el mes más reciente para el cual están disponibles los datos.  Esos números parecen sugerir que el empleo en la Isla está aumentando.

El problema es que, al mismo tiempo que la tasa de desempleo se ha ido reduciendo, la tasa de participación ha ido bajando también, reduciéndose de 40.7% a principios de año a 39.2% en septiembre.  Además, entre enero y septiembre de este año, el empleo en Puerto Rico se ha reducido por 3,000 personas (de 1,096,000 personas empleadas en enero a 1,093,000 en septiembre).  Esos datos implican que la reducción observada en la tasa de desempleo se debió principalmente a una reducción en el número de personas buscando trabajo en vez de un aumento en el número de personas empleadas.

Ingresos al Fondo General

Para el año fiscal terminado el 30 de junio de 2012, los ingresos recibidos en el Fondo General del Gobierno de Puerto Rico aumentaron por alrededor de $450 millones en comparación con el año fiscal 2011.  Desde julio hasta septiembre de este año, sin embargo, los ingresos recibidos en el Fondo General están alrededor de $80 millones por debajo de los ingresos del año anterior.

Quiebras

De acuerdo a la Junta de Planificación de Puerto Rico, durante todos y cada uno de los meses de enero a septiembre del año 2012, el número de quiebras radicadas en la Isla fue menor que el mes correspondiente del año pasado.  Para los meses de enero a octubre, siendo este último el mes más reciente para el cual hay datos disponibles, el total de quiebras radicadas en el año ascendió a 8,854.  Esa cantidad es menor al total de quiebras radicadas durante los mismos meses en los tres años anteriores.  En el mes de octubre, sin embargo, se radicaron 1,039 quiebras, lo cual excede el número de quiebras radicadas en octubre del año pasado y septiembre de 2012.  Esto es contrario a lo ocurrido en los tres años anteriores en los que se había observado un descenso en las quiebras de septiembre a octubre.

Los datos anteriores no ofrecen un mensaje claro sobre el desempeño de la economía de Puerto Rico durante el año 2012.  Para cada uno de los aspectos analizados, algunos datos parecen reflejar una tendencia positiva y otros contradicen ese mismo mensaje alentador.

En síntesis, cuando analizamos el desempeño de la economía de Puerto Rico durante el año 2012 es difícil determinar si los indicadores económicos apuntan hacia una economía en vías de resurgir o hacia una que todavía “pisa y no arranca”.

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 Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 30 de noviembre de 2012.

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