No

El pasado domingo (19 de agosto), se celebró un referéndum para consultarle al pueblo sobre dos posibles enmiendas a la Constitución de Puerto Rico:  (1)  Incorporar ciertas excepciones al derecho a la fianza,  y  (2)  Reducir el tamaño de la Asamblea Legislativa.

Ambas propuestas fueron rechazadas por los electores.  En el caso de la enmienda relacionada con la fianza, el “no” prevaleció por margen de 55% a 45%.  La enmienda para reducir el tamaño de la legislatura fue rechazada en votación de 54% a 46%.

Desde que se anunciaron esos resultados, los partidarios del “no” en ambas consultas han estado esgrimiendo diversas explicaciones para los mismos.  No obstante esas explicaciones, cuando examinamos los datos disponibles vemos que sería más correcto concluir que los resultados del referéndum no se deben a las razones que sugieren quienes se opusieron a ambas enmiendas.

El interés de los puertorriqueños por proteger la Constitución:  De acuerdo a la Comisión Estatal de Elecciones, había 2,306,410 electores inscritos y hábiles para votar en el referéndum.  De ese total, solamente votaron 815,001 electores, lo cual representa el 35.34% del universo de personas capacitadas para ejercer el derecho al voto.  Esos números no apoyan la teoría de que al pueblo le preocupa o le interesa proteger la Constitución, los derechos o la representatividad en la rama legislativa del gobierno.  Por el contrario, esto significa que a la inmensa mayoría de los electores, o sea, casi al 65% de las personas que podían votar, no le importó lo que sucedería con la Constitución como consecuencia del referéndum.  De haberles importado, mayor hubiese sido la participación.

La importancia de la evidencia científica como base para la toma de decisiones por los electores:  Muchas personas sostienen que el problema con los que favorecían la enmienda a la Constitución con relación a la fianza es que nunca pudieron proveer estadísticas que demostraran que esa enmienda reduciría el crimen y que, en su lugar, basaron sus argumentos en evidencia anecdótica y en percepciones.  De acuerdo a esa visión, el pueblo basa sus decisiones en datos científicos y no se deja engañar por argumentos carentes de fundamentos que no se puedan corroborar de forma rigurosa.  Si eso fuera así, Puerto Rico no tendría el estatus político que tiene.  Después de todo, hasta ahora nadie ha podido proveer estadísticas que demuestren que el actual estatus político de la Isla ha sido bueno para nuestra economía.  Aún así, muchas personas perciben que el estatus actual ha beneficiado nuestra economía, y votan a favor del mismo, aunque esa percepción carece de ninguna evidencia científica que la sustente.

El impacto de los nuevos partidos políticos en el referéndum:  Es razonable argumentar que, desde la perspectiva ideológica, los tres nuevos partidos políticos que se inscribieron recientemente (Partido Puertorriqueños por Puerto Rico, Movimiento de Unión Soberana y el Partido del Pueblo Trabajador) son más afines con el Partido Popular Democrático (PPD) que con el Partido Nuevo Progresista (PNP).  Eso significa que es mucho más probable que esos partidos le resten votos al PPD que al PNP.  En el referéndum, el PNP apoyó abiertamente el “sí” en ambas consultas.  Los resultados reflejaron, sin embargo, que el PNP sólo pudo prevalecer en 9 (fianza) y 14 (reforma legislativa) municipios.  Cuando examinamos esos resultados y los comparamos con los resultados de las pasadas elecciones, en las cuales el candidato a gobernador por el PNP prevaleció en 72 (de 78) municipios, no es razonable concluir que esa reducción en los votos obtenidos por las propuestas respaldadas por el liderato del PNP se deba a los nuevos partidos políticos.  Ese contraste se hace más marcado cuando notamos que incluso en municipios que son bastiones tradicionales del PNP como, por ejemplo, Aguadilla, Bayamón, Guaynabo, San Juan y Yauco, ganó el “no” en ambas consultas.

A base de todo lo anterior, lo más razonable parece ser que los resultados del referéndum, en lugar de tener que ver con las preguntas planteadas, reflejan un problema en el PNP.  Ante esa realidad, la pregunta obligada “se cae de la mata”.  Si el PNP no ganó el referéndum de la fianza aun con la ola de asesinatos que se vive en Puerto Rico, y si no ganó el referéndum para reducir el tamaño de legislatura aun con la antipatía generalizada que siente el pueblo ante esa rama de gobierno, ¿es razonable pensar que el PNP va a poder ganar unas elecciones generales y un plebiscito dentro de alrededor de 70 días si se mantienen las cosas como están?  La respuesta a esa pregunta es bien sencilla:  ¡NO!

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Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 24 de agosto de 2012, página 24.

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Propuestas de la Asociación de Industriales

Hace unos días, la Asociación de Industriales de Puerto Rico (AIPR) propuso diez “Tácticas para reenergizar la economía de Puerto Rico fundamentada en la manufactura”.  Veamos un breve resumen.

Reducir el costo de energía y transformar la AEE:  Modernizar las unidades generatrices de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), establecer un programa de mantenimiento preventivo en sus instalaciones, revisar la estructura operacional de la agencia para hacerla más flexible y ágil, y utilizar el gas natural como un combustible de transición hacia las fuentes de energía renovable.  Además, establecer una Junta independiente que regule y supervise a la AEE.

Sección 933A:  Cabildear para que la reforma contributiva de Estados Unidos incluya la Sección 933A, que le permitiría a algunas empresas americanas con operaciones en Puerto Rico obtener ciertos beneficios contributivos.

Crear empresarios y promover el consumo de lo manufacturado en PR:  Facilitar el desarrollo de negocios en la Isla incluyendo el promover las compras de productos manufacturados localmente y desarrollar una Marca de Puerto Rico.

Reenfocar PRIDCO:  Agilizar el alquiler de las propiedades de la Compañía de Fomento Industrial (PRIDCO, por sus siglas en inglés) y ofrecerle incentivos a los empresarios para que las ocupen.

Inyectarle capital a empresas locales:  Levantar capital, a través de una entidad de nueva creación, afiliada al Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico, para beneficio de empresas puertorriqueñas.

Potenciar el uso de los REITs:  Flexibilizar los requisitos para operar en Puerto Rico un fideicomiso de inversión en bienes raíces (REIT, por sus siglas en inglés) para aumentar la inversión en nuevas propiedades inmuebles, incluyendo hoteles.

Promoción industrial:  Pasar la promoción industrial a manos privadas, y que se le dé el uso efectivo al Consejo de Manufactura como la principal herramienta de comunicación entre el gobierno y la industria.  El Consejo, a su vez, deberá preparar un plan estratégico con métricas que permitan evaluar sus gestiones.

Institucionalizar esfuerzos para reducir el déficit presupuestario y la deuda pública:  Esto incluye varias medidas incluyendo, entre otras, el no utilizar emisiones de bonos para cubrir gastos operacionales del gobierno y prohibir que el crecimiento de la deuda supere el crecimiento real en el Producto Nacional Bruto por un periodo de tres años.  Además, prohibir el uso de las reservas del Fondo del Seguro del Estado y la ACAA para cubrir gastos operacionales del erario.

APPs:  Mantener su endoso “cualificado” a las alianzas público‑privadas, pero garantizando que el dinero recibido de las mismas vaya dirigido prioritariamente a reducir la deuda pública y generar empleos.  Además, enmendar la Ley para, entre otras cosas, hacer obligatoria la participación de empresas locales, y garantizar la transparencia, en esos proyectos.

Educación:  Separar al Departamento de Educación del proceso político creando una junta de síndicos independiente para regir el sistema educativo y nombrando al Secretario de Educación por un término de 10 años.  Además, se ofrecen una serie de propuestas dirigidas a reestructurar el currículo y a mejorar los aspectos operacionales y físicos de las escuelas.

Estas tácticas representan un cambio refrescante de parte del sector privado pues las mismas constituyen propuestas concretas.  Aún así, nos parece propio expresar ciertas reservas sobre algunas de éstas.

Cabildear a favor de la Sección 933A representa un intento por sustituir la desaparecida Sección 936.  Contrario a la percepción de muchos, sin embargo, la Sección 936 sólo sirvió para beneficiar a las empresas de afuera y a ciertos sectores locales, pero no ayudó a la macroeconomía de Puerto Rico de forma significativa.  Por lo tanto, a base de la evidencia disponible, no hay razón para pensar que la Sección 933A vaya a tener resultados económicos significativos.  Por el contrario, el impacto de esa propuesta es más político que económico, pues contribuye a reforzar una percepción económica que, aunque equivocada, respalda el estatus político actual en lugar de favorecer el cambio hacia alguna de las alternativas disponibles.

Se continúa apoyando la intervención del gobierno en la economía, mediante la otorgación de incentivos o preferencias, en lugar de promover un ambiente de negocios igual de favorable para todos.

Las APPs pueden ser útiles en términos operacionales y administrativos, pero no son buenas herramientas financieras en jurisdicciones de Estados Unidos, como es el caso de Puerto Rico.

Finalmente, para despolitizar y mejorar la educación, en lugar de promover una mejor gerencia centralizada, sería más efectivo descentralizar el Departamento de Educación a nivel de cada escuela, de forma tal que cada una de ellas pueda convertirse en una verdadera comunidad de aprendizaje.  Después de todo, no hay base para pensar que nombrar un Secretario de Educación por 10 años va a ayudar mucho si hoy en día ni los secretarios que se nombran por cuatro años duran el término completo.

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Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 17 de agosto de 2012, página 26.

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Culson y Puerto Rico

El pasado lunes (6 de agosto), la atención de prácticamente todos en Puerto Rico estuvo centrada en una sola persona:  Javier Culson.  Antes, durante y después de los 48.10 segundos que estuvo en carrera, las emociones y las esperanzas de todo un  pueblo lo acompañaron.

Al cruzar la meta en el evento de 400 metros con vallas, sin embargo, la tan añorada presea dorada no se materializó.  Culson arribó en tercer lugar y se tuvo que conformar con la medalla de bronce.

Por más que digamos lo contrario y tratemos de disfrazar nuestras emociones con palabras bonitas, lo cierto es que en lo profundo del corazón de cada puertorriqueña y puertorriqueño ese resultado fue una decepción.  De hecho, el propio Culson se expresó insatisfecho con su logro:  “Sé que hice historia.  Pero yo estaba buscando esa medalla de oro y confiaba en que lo lograría.  Mi gente de Puerto Rico estaba esperando esa medalla y no los pude complacer.  Fallé, simplemente fallé.  Es histórica pero no estoy conforme con lo que hice”.  (El Vocero, 7/agosto/2012, p. 46)

Ese sentimiento de decepción, sin embargo, demuestra la verdadera grandeza de ese atleta boricua.  El éxito de Javier Culson no se mide a base del lugar en el que arribó a la meta en una carrera.  Lo grande de sus logros se fundamenta en que, debido a sus ejecutorias, Culson tenía que ser considerado el favorito para ganar la carrera y debió haberla ganado.

En una Isla resignada al conformismo, donde impera la frase de que “en casa del ciego el tuerto es rey” y la gente está acostumbrada a que quienes sobresalen no necesariamente son los mejores, Culson ha sido una histórica excepción.  Él no estaba “en casa del ciego”.  Por el contrario, Culson estaba entre los mejores del mundo en su campo y entre los mejores era correctamente considerado el favorito a vencer.  Ésa es su verdadera gesta, su logro más significativo y la evidencia de su grandeza como atleta.

Las experiencias vividas por Culson en el campo del deporte sirven como metáfora, y representan una enseñanza también, en el campo económico.

El movimiento hacia la globalización y la apertura de mercados que ha experimentado el mundo durante los últimos años se basa en la idea de que la libre competencia es buena porque nos fuerza a ser mejores.  Como corolario, se puede decir también que la trayectoria hacia el libre comercio internacional se fundamenta en el concepto de que los impedimentos a la libre competencia son malos porque evitan que nos enfrentemos a nuestros competidores, quienes nos obligan a mejorarnos.

Con estas ideas y conceptos en mente, el nuevo orden mundial tiene como objetivo principal el que cada día sean más los individuos y las empresas, sin la interferencia de los gobiernos, quienes lleven a cabo las transacciones comerciales a través de las fronteras de los distintos países.  En este mundo que vivimos hoy, el éxito o fracaso de los países no depende ya de cómo los gobiernos pueden ayudar o proteger a sus ciudadanos y a las empresas locales, sino de cómo esos ciudadanos y empresas pueden ser cada día mejores.

Culson no se limitó a correr en las pistas del patio, sino que salió de Puerto Rico y se fue a correr en pistas a través de todo el mundo a competir con los mejores corredores del planeta.  Su éxito no dependió de que el gobierno lo protegiera de esos corredores ni que le diera una ventaja en las carreras en que se enfrentó a éstos.  Por el contrario, Culson compitió de tú a tú con los mejores, sin ventajas ni protecciones.  De esa forma fue que mejoró.  Así fue que se hizo grande.

Desde luego, una experiencia similar la vivió Félix Sánchez quien, aunque de padres dominicanos, nació en New York y se crió en California.  Luego entró a la Universidad del Sur de California y se hizo campeón corriendo en pistas americanas.

Debido a la globalización, ese mismo acceso a participar y a beneficiarse de la competencia en los mejores lugares del mundo ya lo tienen personas y negocios de todas partes del mundo.  Esos tipos de personas y negocios son los que nos están dejando atrás en el mundo globalizado de hoy.

Aprendamos del deporte.  Si queremos mejorarnos, eliminemos las preferencias y las protecciones.  Abrámonos a la competencia.  El resultado, como ha demostrado Culson, será una mayor calidad en los productos y servicios que se producen en la Isla.  Esto permitirá que nuestros individuos y empresas sean más competitivos y exitosos en el ámbito internacional lo que, a su vez, se traducirá en una mejor calidad de vida para todos.

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 Nota:  Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 10 de agosto de 2012, página 22.

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